A veces no son necesarias reformas integrales para cambiar totalmente el aspecto de nuestra vivienda. Modificando algunos elementos, cambiando la decoración o recuperando viejas estructuras del edificio podemos conseguir un efecto espectacular. Para hacerlo, necesitamos invertir menos tiempo y dinero y el resultado no tiene por qué tener nada que envidiar al de las reformas integrales.
Es el caso de este piso de los años cincuenta que ha sido reformado por Castroferro Arquitectos. Apenas intervenido desde su construcción, la reforma llevada a cabo no pretendía modificarlo profundamente, solo recuperar algunos elementos de la construcción que habían sido cubiertos por pequeñas remodelaciones anteriores. Además, a través de pequeñas transformaciones, se buscaba mejorar la circulación y distribución del mismo. Descubrimos cómo han conseguido hacer tanto, con tan poco.
Uno de los grandes cambios lo encontramos mirando al suelo. Durante años un vulgar pavimento había escondido de gran parte de la casa una de sus joyas: un maravilloso suelo de madera que ha sido rehabilitado y que ahora consigue aportar su toque señorial a esta vivienda. El parqué en forma de espiga casa con las molduras que recorren el techo de este agradable y luminoso salón. A la hora de amueblarlo se ha escogido el diseño escandinavo, combinando la butaca negra Eames con las sillas de los mismo diseñadores.
La distribución original de esta vivienda se ha mantenido tal cual, aunque hasta cierto punto. Porque si bien es cierto que cada espacio está claramente delimitado, una de las intervenciones consistió en abrir huecos en los tabiques para comunicar de alguna manera las habitaciones. En esta imagen podemos observar cómo el comedor se abre a la zona del salón a través de un amplio hueco donde unas puertas correderas blancas deciden cuándo queremos aislar cada espacio y cuándo juntarlos.
La búsqueda de las estructuras originales ha incluido en el interiorismo de esta vivienda un material que hasta entonces estaba escondido: el hormigón. Su presencia en las diferentes habitaciones lo convierten en un rasgo propio de la casa, un detalle industrial que moderniza las estancias y le dan un punto especial a esta vieja vivienda. Además, estas estructuras de hormigón marcan el tipo de decoración, con lámparas de estética industrial o un mobiliario de carácter escandinavo.
En la búsqueda de la luz que comentábamos antes, el blanco se ha convertido en el color emblemático de la vivienda, también en el dormitorio, donde se ha buscado la sencillez de líneas en el mobiliario, sin abarrotar en exceso la estancia. Además, a la hora de elegir cortinas se ha optado por texturas traslúcidas y colores claros que no impiden que la luz natural siga fluyendo por los espacios.
En las habitaciones, se continúa la línea marcada en la zona de día: hormigón en techo o paredes y madera en el pavimento, mientras que la decoración se sirve del blanco para ampliar la sensación luminosa que nos persigue a lo largo de toda la vivienda.
Entramos en uno de los cuartos de baño y nos sorprende encontrarnos con un revestimiento que, a excepción de la zona de la bañera, utiliza la madera. Eso sí, esta se ha pintado de color blanco, consiguiendo de esta forma aligerar el espacio, que siendo tan pequeño se vería excesivamente abigarrado si dejáramos el revestimiento en su acabado natural.
Hasta aquí nuestro libro de ideas, si quieres conocer más proyectos de este estudio de arquitectura te recomendamos el artículo Cómo convertir un piso de los años 60 en una casa de diseño.