homify 360°: Una casa de campo en Berlín

María Bausán María Bausán
Privathaus bei Berlin, IOX Architekten GmbH IOX Architekten GmbH Minimalist houses
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El color negro es sinónimo de elegancia, no solo en la ropa, también en el diseño de interior. Sin embargo no lo es tanto de la arquitectura exterior, donde el negro está casi desterrado. Los países cálidos sabemos bien por qué: el negro atrae el calor. Quizá por eso las fachadas oscuras son cosa de los pueblos de montaña, con sus tejados de pizarra. Pero lejos de las montañas, en zonas frías donde el calor no es un problema, también se pueden encontrar algunos ejemplos de edificios que han utilizado el negro en sus fachadas. 

Hoy nos vamos a una de las capitales más fascinantes de la vieja Europa, Berlín, para descubrir una casa de campo en un barrio residencial y muy verde a las afueras de la ciudad. La casa consta de un elemento central de 250 metros cuadrados en la que se ha planteado la sala de estar, a partir de la cual se desarrollan el resto de las áreas de servicio: cocina, comedor, lavadero y baño que rodean el espacio abierto de la planta baja. Las áreas privadas y una sala al aire libre están en el primer piso. 

Descubramos que más esconde esta moderna y trasgresora casa de campo berlinesa.

Frontal

A primera vista, la casa se nos presenta como un gran cubo con una geometría radical que contrasta fuertemente con el entorno. Tal y como hemos comentado, el negro de la fachada es lo primero que nos llama la atención: una elección inusual para una casa de campo, que le da a la estructura una presencia muy impactante. Sin embargo, cuando miramos con más detenimiento este cubo oscuro nos damos cuenta de que la casa no es exactamente negra, sino de color marrón oscuro, el color característico de la madera que han utilizado para su recubrimiento. Además, las grandes ventanas actúan como espejos, reflejando las hojas y el cielo al espectador y fusionándolo con el medio.

Trasera

En contraste con la fachada frontal, tan cerrada y compacta, la parte trasera de la casa presenta diferentes volúmenes que muestran una cara más abierta y viva. Las grandes puertas correderas de vidrio neutralizan las fronteras entre el interior y el exterior. La zona de terraza queda limitada por los dos volúmenes, creando un ambiente privado y protegido, a pesar de su evidente apertura al resto del jardín.  Por otro lado, la estructura laminar permeable de la planta superior esconde un espacio al aire libre que está protegido por elementos verticales translúcidos. En verano, esta sala se convierte en un solarium, que puede ser utilizado manteniendo la total privacidad de sus habitantes.

Del negro al blanco

Una vez dentro de la casa, nuestras percepciones cambian drásticamente. Desde fuera veíamos un cubo negro rodeado de naturaleza, pero en su interior nos encontramos con una gran extensión de paredes blancas que enmarcan y dominan el mundo natural. El mobiliario y la decoración mantiene una línea minimalista, que permite que la espectacular vista del bosque se convierta en el centro del escenario. Aún así se pueden destacar algunos elementos de la decoración de este espacio que invita a la lectura y al descanso: un sillón y su otomana de Charles y Ray Eames, un verdadero clásico de la historia del diseño de muebles, enmarcada por una lámpara de pie curvo.

Salón comedor

A pesar de su ubicación rural, el interior de la casa se ha establecido de una manera que recuerda a un loft urbano más que a un chalé en el campo. En la sala de estar el techo es más alto que en el resto. Este ligero aumento de altura mejora la percepción visual del espacio, cediéndole importancia a la zona de descanso del salón frente a la parte del comedor, que, con el techo bajo, consigue un aspecto más acogedor. La librería combina varias funciones. Es un lugar óptimo de almacenamiento, pero además las cubiertas de colores de los libros rompen la monotonía del blanco.

Una nueva estantería

De nuevo una estantería, esta vez en la parte superior de la casa, que sirve de partición y que esconde a sus espaldas el acceso a la terraza de la azotea. Iluminación natural a través de las ventanas, colores blancos y muebles de estilo, como una nueva silla de Ray y Charles Eames, el modelo DAW.

El baño

En el cuarto de baño las paredes están cubiertas con gresite en tonalidades grises, que crean un efecto retro que nos transporta a un vestuario de una piscina en la década de 1970. La ventana en el baño muestra una sección del jardín y con su marco negro parece convertirse en un cuadro cambiante, que modifica sus colores cuando cambian las estaciones.

Si te ha gustado el diseño de esta particular casa de campo y te interesa el tema, no te pierdas el libro de ideas La evolución de la casa de campo

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